Las cartas de acusaciones

“Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén. También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo. Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes” (Esdras 4:6-8).

Con estos textos, Esdras nos muestra una oposición total a la obra de reconstrucción. Los samaritanos al verse fuera de las pretensiones de los judíos de no reconstruir junto con ellos, optaron por lo que hace siempre los adversarios del Señor: ser piedra de tropiezo al avanza del reino de los cielos. 

Este rey Asuero reinó del 485 al 465 a.C., y es el mismo rey del libro de Ester. No hay un contendido exacto del tipo de acusaciones, pero lograron su cometido: provocar que los israelitas detuvieran la reconstrucción.

La importancia del libro de Esdras es darnos estos datos de aquella oposición verbal en ese reinado, no se mencionado en ningún otra parte. 

La oposición contra los judíos durante el reinado de Artajerjes fue intensa y sin treguas. No solo escribieron una carta, sino varias abarcando el periodo del 464–424 a.C. Con esto, la paralización de la obra fue total, por mandato del rey.

Irónicamente, el rey Ciro de Persia despertó el espíritu de los exiliados, y este rey, por medio de estas cartas detuvo la obra. 

Como parte de esos registros históricos el contenido de esa carta fue escrita en arameo.  Esto confirma los tres lenguajes usados para escribir la Biblia. Esa escritura aramea comienza con Esdras 4:8 y continua hasta 6:18.

El otro escrito en arameo aparece en Esdras 7:12-26. El arameo era un hebreo popular, y recordamos que nuestro Señor Jesucristo habló esa lengua, apareciendo en el título puesto en la cruz. 

Mattew Henry que comenta este texto dice: “Calumnia antigua es que la prosperidad de la iglesia perjudica a reyes y príncipes.

Nada puede ser más falso, porque la verdadera piedad nos enseña a honrar y obedecer a nuestro soberano. Pero donde la orden de Dios exige una cosa y otra la ley de la tierra, debemos obedecer a Dios antes que a los hombres y debemos asumir pacientemente las consecuencias” (Matthew Henry, Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo (Miami: Editorial Unilit, 2003), 330.

La obra del Señor que no tenga oposición carece del verdadero éxito.  

Desde lo más profundo del corazón del pastor.