El Dios que se hizo visible

 “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación” (Colosenses 1:15)

Este versículo forma parte de uno de los himnos que ya se cantaba en la iglesia del primer siglo. Algunos piensan que cuando Pablo lo escribió, ya era del uso en medio de los creyentes.

Pero independientemente de su origen, este pasaje es conocido como uno de los himnos entonados en los cultos de aquellas nacientes iglesias.

Si bien el himno comienza con una declaración, luego le canta a Cristo como el mediador de la creación, para luego mostrarnos a Cristo como el mediador de la redención.

Este himno se conoce como el “cristológico-cósmico”, porque muestra a Cristo como redentor, pero también como creador. Él es ambas cosas para nosotros. 

Se ha dicho que este himno constituye el centro de toda la carta y es un reflejo de toda su teología. Sigamos, pues, a Pablo en su defensa de la cristología hecha en esta carta.  

Pablo plasmó en los versículos anteriores la gran doctrina de nuestra salvación. Nos habló del Hijo entregado por el Padre para hacernos libres mediando su sangre, y constituirnos herederos de su reino al trasladarnos del reino de las tinieblas al reino de la luz gloriosa.

Y de esa doctrina de la gracia salvadora, ahora nos lleva a navegar por el mundo de la teología, al decirnos que Jesucristo es la revelación misma de Dios, y con esto abordar una de las falsas doctrinas introducidas en la iglesia de las que fue informado por Epafras. 

¿Cuál era la herejía que Pablo combate al introducirnos este texto? Cuando Pablo afirma del valor cosmológico de Cristo, está develando el sistema falso levantado por los colosenses, donde pretendían bajar de categoría al Salvador, hasta llegar a compartir el puesto de honor asignado por el Padre.

Y es frente a esta mal intencionada falsa doctrina que él dice: “Él es la imagen del Dios invisible”. Cristo no podía ponerse al lado de alguien porque él es el rostro de Dios. 

Con un solo plumazo Pablo dejó claro quién era Jesucristo. En dos oraciones se nos da a conocer al Cristo como la revelación máxima de Dios, y al Cristo primero, antes de todas las cosas.

La frase “el primogénito de toda creación” no significa que Jesucristo fue un ser creado, como falsamente dicen los Testigos de Jehová; él está sobre toda la creación como Dios soberano. 

Un comentarista lo define así: “El primogénito” no sólo significa aquel que nació primero (este significado no se aplica a Cristo), sino también el heredero, a quien pertenece la autoridad.

Cristo no es el primero en el tiempo, sino el primero en autoridad. Él es sobre todas las cosas. Este significado se ve en el salmo: “Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra” (Sal. 89:27). Guy Appéré, El Ministerios de Cristo, trans. Demetrio Cánovas Moreno, Segunda edición. (Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino, 1999), 43.

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Jesucristo es Dios con nosotros, tributémosle la gloria debida a su nombre.