La salutación apostólica
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Colosenses 1:1-2)
La manera cómo se escribía en aquellos tiempos, el nombre del remitente siempre iba de primero, de allí que Pablo usó esa costumbre identificándose como el autor de la carta. Pero el poner su nombre desde el principio también nos indica la paternidad de la carta.
Pablo escribió esta carta mientras estaba bajo la custodia Romana de acuerdo con Colosenses 4:3, 4:10 y 4:18, probablemente en Roma alrededor del año 63 a.c.
“Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios […]”. Si bien Pablo no fundó la iglesia, él estaba calificado para escribir esta carta de gran instrucción a los Colosenses por su llamamiento como apóstol, pero no como cualquier apóstol, sino uno que estaba en el ministerio “por la voluntad de Dios”, aquella voluntad revelada en el camino de Damasco mientras él venía persiguiendo a la iglesia. Ese apostolado lo defenderá frente a algunos que dudaban de su llamado.
La palabra “apóstol” del griego apóstolos significa ‘enviado’; pero en este contexto del llamamiento divino, denota a un representante autorizado por Dios; alguien a quien se le ha conferido una comisión especial y el poder de actuar en su nombre.
Por eso Pablo se identifica como apóstol de Jesucristo. Había muchos “apóstoles” por aquel tiempo, pero los apóstoles de Jesucristo fueron únicos, escogidos por él como los doce, y en el caso de Pablo, escogido por el Señor para ser el apóstol a los gentiles (Cfs. Hechos 9:15-16).
“… y el hermano Timoteo”. Pablo siempre estuvo acompañado de alguno de sus discípulos al momento de saludar a sus destinatarios, en este caso fue Timoteo.
Este joven había sido compañero de Pablo en su primer viaje por Frigia, donde estaba Colosas. Timoteo fue uno de los grandes discípulos del apóstol. Tan especial fue que le escribió dos cartas de modelos pastorales.
La carta fue escrita a los “santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas”. Todo cristiano debe ser santo (apartado, escogido), pero, sobre todo, cada cristiano debiera ser un fiel hermano en Cristo en su testimonio y en la defensa del evangelio, como parece ser el caso acá en el saludo de Pablo, especialmente al referirse a aquellos que estaban resistiendo los embates de las herejías surgidas en la iglesia. Esta carta fue escrita a ellos para enfrentar las falsas doctrinas.
“Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. Aunque el saludo de Pablo fue muy familiar, también fue muy de su corazón. “Gracia y paz” era un saludo totalmente cristiano.
Bruce dice que “La Gracia es la buena voluntad incondicional de Dios hacia los hombres y mujeres, la cual se expresa de manera decisiva en la obra redentora de Cristo”.