Devocionales del libro de Eclesiastés 14

Devocional # 14
En la medida que Salomón sigue presentándonos los contrastes entre el origen y el fin de las cosas, entre las que seguimos observando una monotonía que no cambia, ahora se va acercando a esos detalles propios y prácticos de la vida. El asunto es que sabio no deja nada sin comentar, donde el tiempo es el “señor” que ordena todo lo que existe y cómo funcionan las cosas. Así nos sigue presentando el “trabajo” del tiempo en nuestros quehaceres cotidianos.
“… tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar…
(Eclesiastés 3:6, 7).
El tiempo de buscar y el tiempo de perder se aplica para los que acumulan sus fortunas y luego las pierden, para los que buscan un trabajo y luego no lo tienen o para los que buscan algo con que llenar sus vidas, pero al final todo se acaba. Lo mismo se aplica para el tiempo de guardar y el tiempo de desechar. Hay personas que tienen un gran afán de guardar cosas, sobre todo cosas viejas, y al final se dan cuenta lo inútil que son para luego tener que desecharlas.
Así también hay un “tiempo de romper, y tiempo de coser…”, como también hay “tiempo de callar, y tiempo de hablar…”. ¿Por qué el sabio nos sigue dejando esta larga lista donde el hombre invierte su tiempo? Para que entendamos que en la vida no podemos obtener triunfos sin fracasos, porque si así fuera la vida, esto sería una miseria infinita. A los tiempos de los fracasos deben seguirle los tiempos de la restauración; a los tiempos de hablar, los que mas nos gusta, debería seguirle el tiempo de callar, que es el tiempo de mayor aprendizaje.
El asunto en todo esto es que es Dios quien fija todos los tiempos, por lo tanto, la sabiduría del hombre consiste en ponerse en sintonía con su Él para saber qué hacer en cada caso. De esta manera sabemos que Dios lo ha dispuesto todo, tanto lo bueno como lo malo, el hacer esto y el hacer aquello, por cuanto cada tarea tiene su tiempo propicio, cada experiencia nuestra su razón de ser. Que nos baste vivir y obrar dentro de esos tiempos, haciendo siempre lo mejor.
Otra vez, la razón de saber que todo tiempo tiene su tiempo es para que lo aprovechemos sabiamente, pues de eso depende como será el final de todo lo vivamos acá.
Vivamos redimiendo bien el tiempo, para vivir con gozo por el resto de la eternidad.
Desde lo más profundo del corazón del pastor