Devocionales del libro de Eclesiastés 18
Devocional # 18
Si bien es cierto que estudiar a Salomón en este libro le pudiera producir al lector aburrimiento y hasta una falta de esperanza, tan contraria a lo que escribió su padre en sus enriquecedores salmos, hay más bien en estas Escrituras, como todas las que tienen la inspiración divina, enseñanzas necesarias con las se nos demanda para que vivamos la vida “debajo del sol”. Veamos lo que el sabio conocía y recomendaba para todos nosotros.
“Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor” (Eclesiastés 3:12, 13).
Si bien Salomón nos ha hablado de las monotonías de la vida, tanto que parecieran aburridas y lacónicas, aquí vuelve a manifestar lo que él ha descubierto por su propia experiencia que no hay “cosa mejor” para el hombre “que alegrarse, y hacer bien en su vida”. ¿Y acaso Salomón no tiene razón al decirnos esto también? El asunto es que si nos damos cuenta que la vida pudiera convertirse en un constante afán y puro trabajo, sin que disfrutemos de lo que hacemos.
La premisa de Salomón es que todo ha sido creado por Dios y lo ha puesto al servicio del hombre, por lo tanto, los elementos básicos de una vida feliz es disfrutar de lo que Dios nos da. Negarle a la vida el deleite sano de todo lo hermoso que Dios ha creado, es ignorar que esto es Su propio don, de manera “… que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor”. En un sentido, esta es la parte que nos corresponde de esta vida “bajo el sol”.
Entonces, mientras tengamos vida, hagamos lo bueno y disfrutemos de la naturaleza, de nuestros afectos familiares, de las relaciones sanas, sobre todo aquellas que nos bendicen y que nos edifican. El comer y el beber, y el disfrutar del fruto de tanto trabajo, es algo que Dios nos permite. Pero gocemos de todo con agradecimiento a Dios porque nada hay en esta vida que no sea su don. Disfrutemos de cada amanecer y cada atardecer, reconociendo que, entre un tiempo y otro, las misericordias y cuidados del Señor se hacen presentes sin que todo esto cambie.
Mis amados, en toda esta narración del tiempo bajo visión de Salomón queda demostrado que Dios está en control de todas las cosas. Dios es el Creador, nosotros las criaturas y lo mejor que podemos hacer es disfrutar de la vida en un sano equilibrio, sin excesos ni carencias. Al hacerlo, estamos reconociendo que el creador es el Dios de la vida, revelándose como un ser dadivoso, que disfruta con nosotros al vernos feliz cuando nosotros disfrutamos de lo Suyo.
Dios no se quedó con nada para si de lo que hizo, sino que lo puso a nuestra disposición para que nosotros lo disfrutemos con sabia mayordomía ese bien venido del cielo.
La vida no es solo tristeza, llanto y dolor, también es gozo y diversión y eso es don de Dios.
Desde lo más profundo del corazón del pastor