Devocionales del libro de Eclesiastés 24
Devocional # 24
Si de algo le sirvió la vida a Salomón fue para descubrir los resultados que hizo el pecado desde que entró en el mundo. Por ser el rey más sabio, por instrucciones del mismo Dios, supo que el corazón del hombre está lleno de maldad. Él vio, como ya lo había hecho Dios en el pasado, que los continuos pensamientos del hombre han sido hacia el mal, de allí que nos deja su propia visión de esta vida “bajo el sol”. Consideremos lo que dijo al respecto.
“Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace” (Eclesiastés 3:16, 17).
¿Cuál fue la visión que Salomón tuvo de su mundo al que llama “debajo del sol?”. Él tuvo la visión de un mundo apartado de Dios y alejado de la eternidad. Lo vio como un escenario donde lo que predominaba era una gran impiedad e injusticia. Vio a un mundo donde en lugar de un juicio justo, halló impiedad y en lugar de justicia halló iniquidad.
He aquí uno de los asuntos más difíciles de entender de esta vida debajo del sol. Si el hombre no contara con la promesa de la vida eterna; si esta vida es todo lo que hay, entonces muchas de las personas inicuas e impías descritas por el sabio serían los ganadores, mientras que muchas de las personas buenas y justas serían los perdedores. Y lo cierto es que mientras seguimos viendo la lucha entre el juicio y la impiedad, entre la justicia y la iniquidad, esto pareciera no cambiar.
Lo anterior expuesto pareciera dejarnos sin una salida, pero el saber que finalmente todo el juicio está en las manos de Dios, que incluye a los buenos y a los malos, nos da la esperanza que no habrá un triunfo final del mal sobre el bien, o de la iniquidad sobre la justicia, sino que en el juicio venidero, Dios vindicará su justicia sobre el mal. Que al final el “tiempo” del pecador será corto para sus injustas obras. A Dios no se le ha escapado este mundo con toda su maldad; al contrario, y entretanto, él está obrando para que su luz se vea en lo que ahora parece oscuro.
“Porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace”. Como Salomón nos ha dicho en este capítulo que “todo tiene su tiempo”, el tiempo llegará cuando Dios hará su irrupción en nuestras vidas, y pagará a todos los hombres según hallan hecho, sea bueno o sea malo. La impiedad y la iniquidad que ahora vemos no permanecerán para siempre. Los hombres impíos que ahora “disfrutan” pronto serán cortados. El juicio de Dios no se detiene.
Si bien es cierto que ahora vemos a nuestro mundo lleno de maldad e injusticia, para lo que no pareciera haber salida, sigamos confiando que la mejor mirada la tiene Dios, y la suya es justa.
Desde lo más profundo del corazón del pastor