Devocionales del libro de Eclesiastés 31
Devocional # 31
Salomón ha dejado un poco su queja y su melancolía para darnos nuevas lecciones de lo que realmente es mejor en la vida, especialmente en lo que tiene que ver con la ayuda mutua, y lo que respecta al trabajo en equipo y la vida en pareja. Sus comentarios a este respecto son oportunos y necesarios porque vivir en compañerismo nos produce seguridad.
“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:9-12)
En los versículos previos, Salomón nos habló del hombre solitario al que sus riquezas no llenan su soledad. Y en efecto, el vivir solo lo hace pobre porque no tiene con quien compartir lo que ha ganado. Sin embargo, cuando dos se juntan, de acuerdo con la visión de estos textos, las cosas llegan a ser mejores. Aquí el Predicador nos da varias razones para vivir en compañía.
Una razón por la que “mejores son dos que uno” es “porque tienen mejor paga de su trabajo”. En una sociedad justa, dos pueden lograr más que uno de manera individual. La suma será mayor que las partes. Este es el caso de una pareja donde los dos trabajan. Cuando ambos participan en su bienestar, se pueden ayudar el uno al otro en tiempos difíciles, de manera que si cayeren “el uno levantará a su compañero”, pero quién levantará al que viva solo.
La otra razón por la que “mejores son dos que uno”, es porque cuando trabajan y viven juntos, ambos se dan calor y consuelo, y pueden enfrentar mejor “si alguno prevaleciere contra uno”. Los dos se dan seguridad frente a lo que llega a ser inesperado en a la familia; frente a aquellos ataques que el enemigo tiene preparado para hacer que caigamos. Sí, mejores son dos que uno.
Salomón en cuatro versículos nos presenta el valor de las relaciones humanas para el que vive acompañado, contrario al que vive solo. De esta manera lo resume: Los dos tienen mejor productividad por su pago; ayuda en la necesidad, si alguno cae; comodidad en la vida, al calentarse mutuamente; y mejor seguridad, porque dos resisten mejor que uno.
Ahora bien, si dos son mejor que uno, imagínese la fortaleza que se da cuando la vida es sostenida por un “cordón de tres dobleces”. He allí el gran secreto para la felicidad.
Una pareja y Dios forman un cordón de tres dobleces y eso no se rompe pronto. Si dos son mejor que uno, cuánto más será un cordón donde esté presente el Señor. Esto será aún mejor.
Desde lo más profundo del corazón del pastor