Devocionales del libro de Eclesiastés 44

Devocional # 44
Ahora Salomón ha dejado el tema de las riquezas y al hombre falto de sabiduría, y toca uno de esos temas que parecieran ser su favorito, especialmente en su libro a los Proverbios. El tema al que nos introduce es del sabio y del necio en una manera contrastada.
“Porque ¿qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?” (Eclesiastés 6:8).
Este texto es un tanto oscuro para alguna interpretación. La versión Dios Habla Hoy nos da una visión un poco distinta que podrá arrojar mayor luz para que conocer su significado. Así lo traduce: “¿Qué tiene el sabio que no tenga el necio, a no ser sus conocimientos para hacer frente a la vida?”. El asunto es que Salomón sigue poniendo a los hombres en un mismo plano de igualdad cuando se trata de llegar a un punto donde todos convergen en sus necesidades.
Así que las dos preguntas que formula en este texto buscan comparar y contrastar la vida, sobre todo cuando estos hombres: el sabio, el necio y el pobre al final todos pasan por la misma necesidad de llenar su vientre, de acuerdo con el contexto inmediato. Previamente él ha dicho: “Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia” v. 7.
“¿Qué más tiene el sabio que el necio?”. La respuesta esta primera pregunta es nada cuando hay que medirla por la carencia que ambos tengan en la vida. Por supuesto que, si la comparación se hiciera entre un rico y un pobre, la diferencia en la respuesta sería muy grande. El asunto es que la sabiduría por si sola no puede satisfacer el estomago de un hombre hambriento. La conclusión a la que llega Salomón es que ser sabio no es tan ventajoso como se pensaba. El hambre o la muerte ponen juntos al sabio y al necio.
“Las necesidades de la vida son las mismas para los dos, y su condición en la vida es casi similar; propensos a las mismas enfermedades, disolución y muerte.” (Clarke)
“¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?”. La respuesta a esta otra pregunta es la misma de arriba, nada. Al compararse con la hora de su muerte, las ventajas no son muchas tampoco. Si bien el pobre se puede conducir con: sabiduría, amabilidad, y honestidad, al final es ignorado o apartado en favor de un necio rico.
Salomón parece responder a estas dos intrigantes preguntas, diciendo: “Más vale vista de ojos que deseo que pasa…” v. 9. El sabio sabía que en un mundo de semejante incertidumbre y ausencia de significado, lo que alguien puede ver será siempre mejor que aquello que alguien simplemente desea. La recreación de la vista de todo lo bueno es otra manera de llenar el alma.
“No solo de pan vivirá el nombre” nos recuerda el Señor. La palabra seguirá siendo el mejor pan.
Desde lo más profundo del corazón del pastor