Devocionales del libro de Eclesiastés 54

Devocional # 54

Alguien ha dicho: “Toma lo que la vida te da, y llévate de la mejor forma que puedas.”, y esto  parece ser lo que Salomón ahora nos va a decir. Su consejo es para que tomemos lo bueno  de la vida y lo malo de ella debe ser puesto en consideración. Así nos dice:

“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él” (Eclesiastés 7:14).

Esta declaración del Predicador no pudo ser más acertada. Todos los días estamos propensos a encontrarnos con esos tiempos. De esta manera sabemos que el Dios que nos da días de bien, también nos manda días adversos, de tal manera que no sabemos si mañana será de bendición o de angustia. Y esto debemos tenerlo por seguro porque “Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. 

“En el día del bien goza del bien…”. Eso significa que debemos aprovechar esa oportunidad que Dios nos concede para el disfrute sano, para el gozo del espíritu o para un buen deleite con la familia. Cuando lleguen esos días placenteros que podemos estar felices y agradecidos, reconociendo aun las bendiciones temporales como regalos del Dios amoroso. En efecto, eso es un regalo divino y por lo tanto es deber nuestro administrarlo para nuestro propio bien. 

Y en el día de la adversidad considera…”. Y este día también llega y a veces con mucha frecuencia. Lo anterior expuesto pareciera indicarnos que Dios no puede ser parte de las adversidades, sino de todo lo bueno que nos pasa. Pero lo cierto también es que Dios permite los días de adversidad porque a través de ellos Él nos conduce a disciplinas correctivas, y nos revela en medio de una dura prueba su inmenso amor y sus cuidados provinciales. 

No nos extrañemos pues que Dios haya hecho ambos días. Gocémonos el día del bien, pero no reprochemos el día de la adversidad, porque estaríamos renegando del Dios que nos guía cualquiera sea la circunstancia por la que vivamos. “Bendeciré a Jehová en todo tiempo”.

¿Cuál es el propósito de ambos días? Salomón nos dice “a fin de que el hombre nada halle después de él”. Cualquiera cosa que pasa en esos días, el hombre debe reconocer que todo sucede por la voluntad de Dios. Así lo dijo Gabriel Gil: “El bien y la adversidad son oportunidades para reflexionar en la bondad, sabiduría y poder de Dios. Dios balancea nuestras vidas, al darnos suficiente bendición para mantenernos alegres y suficiente carga para mantenernos humildes”. 

El bien y la adversidad los hizo Dios, agradezcámosle porque ambos días son para nuestro bien. 

Desde lo más profundo del corazón del pastor