Devocionales del libro de Eclesiastés 62

Devocional # 62

Con la presente entrega llegamos al final del capítulo siete de este extraordinario libro de sabiduría. El Predicador nos trajo desde aquellas cosas que vio y vivió, recordándonos cuál de ellas han sido mejores para la vida, hasta revelarnos la condición humana que producto de su naturaleza irredenta, la falla a Dios y necesita continuamente de su gracia para vivir. De allí la conclusión a la que llega en esta parte de su libro. Considerémosla. 

“He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé. He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones” (Eclesiastés 7:27-29).

La postura final a la que llegó Salomón, de haber hallado “un hombre entre mil”, refleja lo que ha sido su línea de pensamiento cuando habló que no hay “ hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”. En su búsqueda Salomón, a duras penas encontró a un solo hombre sabio a quien podía reconocerlo como alguien “apartado del mal” como lo fue Job el patriarca antiguo. 

Pero cuando pensó en las mujeres su conclusión no pudo ser más fatalista, cuando dijo: “pero mujer entre todas éstas nunca hallé”. Tengo la impresión de que si Salomón viviera hoy sería llevado a juicio por los movimientos feministas que luchan por los derechos de la mujer.  Salomón tuvo un harén de mil mujeres, pero ninguna de ellas al parecer satisfizo su búsqueda, porque fue equivocada. Con ellas tuvo una satisfacción de la carne, más no de su espíritu.

El escritor Wright lo expresó de esta manera: “Él halló que un harem no preveía de una compañía apropiada para un hombre. ¡Qué mejor hubiera estado él con una buena esposa, así como él habla en Eclesiastés 9:9 y en Proverbios 31!”. 

Así que a la conclusión con las que el Predicador llegó en su búsqueda es que “que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”. El haber encontrado solo nn hombre entre mil y ninguna mujer entre todas, no podía ser más elocuente para hablarnos de la degradación que hizo el pecado con aquel hombre que fue hecho recto al principio. 

Salomón revela la degradación que vino con el primer Adán, pero el desconocía lo que hizo el postrer Adán (Jesucristo), quien es nos mostraría el camino de regreso al paraíso pedido.  

Desde lo más profundo del corazón del pastor