El secreto de una vejez feliz
Muy buenos días mi bella gente, hermoso pueblo de Dios, la Novia y pronto Esposa del Cordero.
Llegamos al capítulo final de esta magistral obra de la escritura sapiensal. Salomón nos ha su visión acerca de la vida “debajo del sol”. En la conclusión de todo el asunto nos revela lo temporal frente a lo eterno. El final de todo lo expuesto es visto a través de una vida que comienza joven, pero luego va “decrescendo” hasta su ocaso total. Así escribe.
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia…” (Eclesiastés 12:1-2).
Salomón ha dejado atrás sus dichos proverbiales para hacer un resumen de la vida para ilustrarla a través de una decadencia inevitable.
Si bien nos ha hablado acerca de la alegría de la juventud, ahora nos dice que es en la juventud donde todos debiéramos acordarnos del Creador porque llegarán los días donde ya no habrá el contentamiento, sino la queja del peso de los años.
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”; sí, en esos días, porque ese es el grupo que más a menudo no toma en cuenta la realidad de la eternidad, ni tampoco al Dios eterno.
Sí, debes acordarte porque Él te hizo, por lo tanto, no te perteneces para que derroches tu vida llegando al final de ella viejo y decrépito, siendo esto la descripción que Salomón hace en el resto de estos textos.
“Debes acordarte porque Él te hizo, por lo tanto, no te perteneces para que derroches tu vida”
Si el Señor no gobernó mi vida en mi juventud, este será el resultado final.
El hombre cuando llega a la vejez, sin haber tomado en cuenca a su Creador, descubrirá que en los años de su ancianidad no tiene en ellos contentamiento.
Hay ancianos infelices. Algunos de ellos tienen los surcos de una vida amargada y las cicatrices de haber vivido alejado de aquel por quien vino su existencia. Por el contrario, los que hombres que se acordaron de su Creador en su juventud llegan al final de sus vidas en paz (Génesis 15:15).
Salomón utiliza varias figuras para describir el gozo decaído y la debilidad con la que se llega a la vejez, por eso ha aconsejado lo anterior para una vida responsable en la senectud.
Las figuras de el sol, la luna, la luz y las estrellas hablan de la vejez como un período del gozo disminuido (la luz), y del incremento de la tristeza (la oscuridad), llevándonos finalmente a la muerte.
Si bien es cierto la vejez nos conduce a la puesta del sol, habrá también la alegre mañana de la eterna aurora donde viviremos al lado del Creador.
Desde lo más profundo del corazón del pastor