La Fe sin obras es Muerta – El caso de Abraham
“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:21-23).
Santiago poseía un sentido muy agudo de escribir cada uno de sus temas. Como el propósito de esta largo texto es explicar la fe acompañada de las obras, ahora apela a la fe de Abraham, una de las figuras más grandes y conocidas del Antiguo Testamento. Según su argumento, la fe de Abraham no fue una fe muerta.
El acto de ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac lo elevó a la cúspide en la galería de los hombres cuya fe fue demostrada con hechos.
La pregunta de Santiago “¿no fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Esperaba un sí enfático como respuesta.
En su caso particular, Abraham ya había sido justificado por su fe aún antes de ofrecer a Isaac en sacrificio (Génesis 15:6). Pero el acto mismo de su obediencia al ofrecer a su hijo demostró cuánta confianza tuvo este patriarca en su Dios.
Esta justificación de Abraham por sus obras pareciera crear una contradicción con Pablo, quien escribió que “Abraham creyó (tuvo fe) a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3; cf. Gálatas 3:6).
Ambos, tanto Santiago como Pablo, acuden a la verdad de lo expresado en Génesis 15:6 para apoyar cada uno su argumento. Pero como ya hemos explicado antes, no hay contradicción en los dos. La fe finalmente debe ser demostrada, y Pablo así lo dice: fuimos salvados para andar en buenas obras (Efesios 2:10).
El punto central de los argumentos de Santiago respecto a una fe viva es mostrarnos “que la fe se perfeccionó por las obras” al poner a Abraham como nuestro ejemplo.
La versión NASB le da un sentido más claro a esto que Santiago nos dijo acerca de la fe sin obra al usar este importante ejemplo del Antiguo Testamento: “Veis que la fe obró por sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada” v. 22.
“La sola profesión de fe puede obtener la buena opinión de la gente piadosa, y en algunos casos, puede procurar cosas mundanas buenas, pero ¿de qué aprovecha a alguien si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿Puede esa fe salvarle?” (Matthew Henry, Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo (Miami: Editorial Unilit, 2003), 1009).
La fe sin las obras es como el cuerpo sin el espíritu, simplemente está muerta.
Desde lo más profundo del corazón de su pastor.