El llamado a edificar la casa

“Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén” (Esdras 1:3-4).

Con la presencia de Ciro al frente del cumplimiento de las profecías bíblicas, respecto al retorno del cautiverio, comprobamos la manera, cómo el pueblo hebreo vio su nuevo amanecer, en su situación sociopolítica en Babilonia. De eso trata la introducción del libro.

El fin del cautiverio babilónico se nota en estas líneas, cuando Ciro favorece a los judíos, proclamando su libertad para el regreso a su tierra. Nada llena más, el corazón de un exiliado, como el quedar libre para regresar a su patria donde nació.

Al leer los libros de 1 y 2 de Crónicas, al término de la historia de los reyes de Israel y de Judá, observamos el maravilloso y notable aliento para que los exiliados regresen y reconstruyan a Jerusalén.

Ahora, ese ánimo es despertado por un rey pagano, quien se reconoce como un llamado de Dios, para convocarles a la gigante tarea de la reconstrucción.

Dios despertó el espíritu de este rey, y este rey despertó el espíritu de los exiliados para acometer la gran obra de levantar las ruinas de Jerusalén y su templo.

Cuando Ciro hace su llamado: “quien haya entre vosotros de su pueblo…”, y “Jehová Dios de Israel (él es el Dios)”, estaba mostrando la familiaridad de este rey con el Dios de Israel, siendo esto una parte de su estrategia, porque por ser rey soberano de tantos reinos, y creer en tantos dioses, Ciro animaba a los exiliados a regresar con sus dioses para que oraran por él. Esto es dicho por lo que se descubrió en el Cilindro de Ciro (538 a. C: “Que todos los dioses a quienes he reubicado a sus ciudades sagradas le pidan diariamente a Bel y a Nebo larga vida para mí”. No sabemos si se convirtió a Dios, pero si sabemos cómo Dios lo usó.

La estrategia de Ciro fue despertar el sentimiento nacional por la reconstrucción de la casa de Dios. Para esto, él llama a los residentes de Jerusalén, los que habían quedado después de la deportación y los del exilio.

El llamado era, a proveer con sus ofrendas, los recursos, tales como: “plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios…” para la monumental tarea de levantar otra vez el lugar del encuentro con su Dios. 

Mis amados, como en los tiempos de Esdras, hoy nos enfrentamos a la tarea de acometer la obra del Señor. Aunque no hay una similitud entre los exiliados en Babilonia y el recuerdo por la casa del Señor, si lo hay en el sentido del llamado continuo de Dios, para levantar su “casa espiritual”.

Ciertamente, Dios usa cualquier instrumento para cumplir sus planes, pero espera de nosotros sus hijos, para poner los recursos de nuestros dones, talentos, pero también para traer nuestro dinero, porque será siempre necesario para levantar su obra. 

Que el amor por la casa de Dios nos mantenga con un espíritu despierto y activo en ella. 

Desde lo más profundo del corazón de su pastor.