El mal uso de la Lengua

“Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios” (Santiago 3:9).

Este versículo es muy revelador al momento de usar nuestra lengua. Por un lado, vemos cómo ella puede ser usada para el llamado más sublime: bendecir al Dios y Padre con una suprema alabanza, pero también ser utilizada para la maldad más baja, hasta maldecir a los hombres.

Cuánto cuidado nos merece el uso de la lengua. Cuán pronto puede cambiar de función este pequeño e infractor órgano del cuerpo.

Uno se pregunta ¿cómo puede suceder esto? ¿Puede un hijo de Dios hacer tal cosa? Bueno tenemos un ejemplo bíblico que ilustra esta declaración de Santiago en la vida de Pedro. En un momento la lengua de Pedro confesó a Jesús como el Mesías, el Hijo del Dios vivo, y luego lo negó con maldiciones.

Juan quien dijo: “Hijitos míos, amaos los unos a los otros”, anteriormente había usado su lengua para pedir fuego del cielo sobre el pueblo samaritano.

He aquí una de las contradicciones morales. El más grande mandamiento plantea un amor total hacia Dios y otro hacia nuestro prójimo. Para el primero, David nos recordaba: “Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmo 103:1). Esta debiera ser siempre la respuesta de un corazón agradecido.

Pero nuestro prójimo nos merece un reconocimiento especial también, porque “están hechos a la semejanza de Dios”. Usar nuestra lengua en contra del prójimo es una afrenta a la creación de Dios.

Santiago fue uno de los más fieles seguidores del Sermón del Monte de nuestro Señor Jesucristo. Su defensa hacia los pobres y despreciados, y la manera cómo en este texto habla de una lengua en afrenta hacia su prójimo, nos recuerda las palabras del Señor cuando dijo: “Cualquiera que le llama a su hermano ’necio’ será culpable ante el Sanedrín; y cualquiera que le llama ’fatuo’ será expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:22).

Usar nuestra lengua en contra del prójimo es una afrenta a la creación de Dios.

Mis hermanos, debemos reconocer cuánto odia la gente a la hipocresía. Los cristianos de “doble ánimo”, aquellos reconocidos por Santiago con “lenguas engañosas”, que alaban a Dios por un lado, y hablan mal de su prójimo por otro lado, alejan a la gente de su Salvador.

Santiago no permitirá que los cristianos se sientan bien con esa doble moral. Su llamado es para que el creyente honre al Señor con su lengua y también honre a su prójimo porque fue hecho a la semejanza de Dios, con valores y principios del cielo. 

Usemos nuestra lengua para ambas alabanzas. Cuidémonos de pecar contra Dios.  

Desde lo más profundo del corazón de su pastor.