Riquezas Injustas

“He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” (Santiago 5:4).

Santiago sigue en esta parte condenado el pecado de los ricos avaros, egoístas e insensibles. ¿Por qué los ricos citados en esta carta fueron tan severamente denunciados? Porque ellos habían retenido los salarios de sus trabajadores.

La avaricia los había llevado a seguir engordando sus arcas a costa de sus obreros. Los ricos insensatos e injustos tienen la misma característica: solo viven para ellos mismos, como el rico de Lucas 12:19-21.

 Ya hemos hablado de ricos buenos y filántropos, muchos de los cuales usan sus riquezas para bendecir a los menos poseídos, pero estas son raras excepciones. Lo común es lo presentado por Santiago.

Muchos ricos amasan sus fortunas utilizando el engaño, la extorción y el retraso de los salarios, o hasta el no pagar a sus obreros lo que fue acordado en el contrato. De allí el clamor de los obreros “que han cosechado vuestras tierras”. 

“El cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros…”. La ley era muy clara en el asunto del pago al jornalero. Moisés legisló sobre esto, diciendo: “No retendrás la paga del trabajador hasta el día siguiente” (Levítico 19:13; Deuteronomio 24:14–15).

Retener el salario al obrero que depende de los mismos para el sustento de su familia, no solo era una injusticia social, sino una afrenta contra la ley misma de Dios. Al hacer esto había una afrenta por cuanto no habría comida en la mesa y angustia en el corazón de los trabajadores. Esa fue la lucha social defendida por Santiago. 

“Y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”. Es cierto que sus clamores no fueron oídos por los ricos, porque habrían actuado para el pago de lo justo, pero ese clamor si había llegado al cielo.

Dios si sabía de la opresión y el sufrimiento de esos jornaleros por parte de estos ricos avaros. El Dios de los ejércitos (el Señor Sabaot) actuará para vindicar con su justicia a los ricos injustos. 

 El consejo de Pablo les viene bien a los ricos: A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos…” (1 Timoteo 6:17-18).

Un rico cristiano posee un corazón generoso como lo fue Booz en la historia de Rut.

 Desde lo más profundo del corazón de su pastor.