El vestido de un hijo de Dios (Parte III)

“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:14)
Pablo finaliza con este texto su largo discurso acerca del vestido nuevo de un escogido de Dios. Hizo todo un recorrido de las nuevas virtudes que deben adornar esa vida nueva, llegando a la cumbre de todas ellas.
Con esta declaración pareciera exponer el asunto más grande de lo que ahora somos poseedores. Si la vida está carente de este amor, está vacía de lo demás.
“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor”. He aquí la prenda más importante de este nuevo vestido. Cuando Pablo habla del “sobre todas las cosas” habla del amor como la suma de todas las cosas anteriormente citadas.
Nada es más poderoso como el amor, porque cuando amamos incondicionalmente, estamos cumpliendo lo que Dios requiere de nosotros en las relaciones.
Lo anterior expuesto acerca de soportarnos y perdonarnos solo es posible si estamos “vestíos de amor”. Cuando la Biblia nos dice que “el amor cubre multitudes de pecados”, nos coloca en la posición de enfrentar todas las ofensas, porque el amor llega a ser como la coraza contra el cual se estrella lo malo, y al final será ese mismo amor el que paga bien por mal.
Guy Appéré, en su comentario “El Misterio de Cristo”, ha dicho lo siguiente: “No hay palabra que esté más manoseada que el “amor”.
Es el único valor hacia el que el mundo pudiera mostrar aún algún respeto, pero con demasiada frecuencia está asociado con lo más bajo, superficial, efímero y egoísta en el mundo”.
La forma cómo el mundo concibe al amor, es más el de un sentimiento en lugar de verlo como acto en sí. El amor no reacciona como una respuesta a lo que me da otra persona; más bien, el amor, por ser espontaneo, se da sin esperar nada a cambio. Juan lo dijo de esta manera: “En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros” (1 Jn. 4:10).
El amor no crece a partir de una relación; simplemente el amor se crece, venciendo cualquier desagravio, y se dirige al desagradecido sin esperar nada de él.
¿Por qué Pablo dijo todo esto del amor? Porque es “el vínculo perfecto”. Es perfecto porque es el poder construido detrás de la compasión, así como la humildad, mansedumbre y paciencia. El amor une todas las demás virtudes.
El mismo Pablo lo puso como la primera virtud del fruto del Espíritu, dejándonos ver que lo demás proviene del amor. Si tenemos al amor, lo tenemos todo.
El vestido del amor nos hace ver delante de los hombres el resto de las demás virtudes.
Desde lo más profundo del corazón del pastor.