El que anda con sabios, sabio será

(Proverbios 13:20)

El aforismo popular “dime con quien andes y te diré quien eres”, sentencia nuestras relaciones inter-personales. Porque nadie escapa a los  efectos y a las huellas dejadas cuando entramos en contacto con otros. En tales relaciones, o crecemos y  enriquecemos el carácter, o disminuimos y  empobrecemos  nuestra conducta. Tómese el ejemplo de un niño. Su conducta, manifiesta en sus actitudes, modales, conocimientos, manera de hablar y su comportamiento en  general, delatan el tipo de padres que ha tenido. La calificación que se otorga al adolescente de hoy es un claro reflejo del hogar donde procede. Esta misma verdad se aplica para los llamados compañeros de escuela, trabajo, vecindario, clubes e iglesia. En la diaria cercanía con mi entorno inmediato se irá pegando lo bueno y también lo malo de mis relaciones. En este sentido nada será más importante para la salud emocional y espiritual que la escogencia de mis amigos. El juicio y la prudencia deben ser activados cuando tengo que gastar tiempo en la compañía con cada uno de ellos.

Salomón, el gran conocedor de las inclinaciones humanas por su sabiduría cognoscitiva y su filosofía de lo cotidiano, nos advierte sobre lo que se nos puede pegar de las personas con quienes nos asociamos: “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado” (Proverbios 13:20). De esto se desprende que si nuestro caminar es con gente sabia —incluimos en este grupo a los que reflejan valores éticos y morales consistentes, te enriquecerás con su sabiduría; pero si te mueves entre necios, entre aquellos que tienen en poco los principios rectores de la vida, signados por valores morales y espirituales, aprenderás sus malas costumbres y te harás tan necio como uno de ellosEl insigne y muy respetado escritor Cervantes lo expresó de esta manera: “Quien mal anda, en mal para; de dos pies, aunque el uno esté sano, si el otro está cojo, habrá cojera; que las malas compañías no pueden enseñar buenas costumbres”. Lo que somos no es sino el producto de la fuente  donde formamos nuestro carácter o moldeamos nuestra personalidad.

En el asunto de “caminar con sabios”, los hijos y los padres tenemos  mucho que aprender. Existe una naturaleza inclina en cada corazón que debe ser orientada tanto adentro como afuera. La formación de nuestros hijos requiere de una vigilancia interna y externa. Debiera ser una sorpresa para cada progenitor si oye algún tipo de conversación en sus hijos que no fue  enseñada en el hogar. O un mal compartimiento que no refleja las normas morales y espirituales con las que fue levantado. Una alerta amarilla debiera encenderse en ese momento pues pudiera ser que el muchacho o la muchacha se ha juntado en el camino que transitan los necios.  El mismo sabio describiendo las usanzas en el individuo dijo: “Hay amigos que llevan a la ruina, pero hay amigos más afectos que un hermano”. Dijo también: “No tengas familiaridad con el hombre colérico, ni vayas con el hombre iracundo, para que no aprendas sus caminos, y pongas un lazo en tu vida”. Y en otra parte acotó: “Aléjate del hombre necio, pues no encontrarás en él labios de ciencia”.

La propuesta del proverbio es que recogemos mejores frutos si nuestra asociación la ponemos al lado de los que caminan con sabiduría y hacen de sus vidas una referencia continua para ser imitada. En este sentido, debiéramos tener una agudeza de vista para descubrir la nobleza, las bondades, lo altos valores, así como los conceptos espirituales y religiosos que poseen las personas a quienes les estamos dando parte de lo que nosotros somos o de quien estamos tomando un modelo que marcará nuestro carácter. 

Es tan importante saber escoger mis amistades. Ellas nos afectarán para bien o para mal. En la vida, o  caminamos con los sabios o lo haces con los necios. Si queremos ver días mejores, y  que nuestra vida sea una bendición para otros, deberíamos escoger lo primero. Para los que hemos decidido andar con  Jesús, teniéndolo  como el “divino compañero del camino”,  no ha sido tan difícil descubrir cuál es la ruta  en la que transitan  los sabios. Ese camino a lo  mejor no es tan popular, pero no será quebrantado como el camino de los necios. ¿Con quién decidimos caminar? ¿Qué clase de vida queremos tener? Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.  Camina con Cristo y te guiará tus sendas.