¿Fue el hombre creado con libre albeldrío?

Antes de responder a la pregunta de hoy me gustaría dejar otra en el ambiente para la meditación y el complemento de este estudio: “¿Aprecia usted la libertad que tiene para escoger lo que va a hacer y decir, lo que comerá y la ropa que usará, la clase de trabajo que realizará, y dónde y cómo va a vivir, o quisiera que alguien le dijera qué decir y hacer en todo momento de su vida?”.
¿Dejaría usted que alguien le robe su libertad? ¿Qué pasa cuando a un hombre a mujer le conculcan su libertad? ¿Por qué la libertad es el don más preciado de la vida? Ninguna persona normal quiere que la despojen tan completamente del dominio de su propia vida.
La semana pasada hablamos de que fuimos creados a “imagen y semejanza de Dios”. ¿Significó eso que fuimos creados con libre albedrío? Cuando Dios creo a los seres humanos, les dio esa misma maravillosa facultad… el don del libre albedrío. Esa es una de las razones por las cuales nos frustra el que nos esclavicen gobernantes opresivos.
¿Qué entendemos por el libro albedrío?
Por esto se entiende que Dios da a los humanos la oportunidad para tomar decisiones que verdaderamente afecten su destino, por lo tanto, los seres humanos tienen libre albedrío.
De hecho, el estado actual de pecado del mundo está directamente asociado con las decisiones tomadas por Adán y Eva. El acto de Dios al crear al hombre a su propia imagen incluía la capacidad de elegir.
Entonces, ¿el libro albedrío significa que la humanidad puede hacer lo que le plazca?
Bueno no exactamente. El hombre tiene opciones para hacer dentro de su limitada manera de vivir. Les pongo un solo ejemplo: Un hombre, aunque quiera ser justo, él no puede elegir ser justo porque tiene una naturaleza que le impide hacerlo. La palabra lo descalifica para llegar a eso (Ro. 3:23). Por lo tanto, el libre albedrío está limitado por la naturaleza.
Esto platea una limitación en nosotros y también una responsabilidad. Nosotros fuimos creados ciertamente con la habilidad de elegir, pero también con la responsabilidad de elegir sabiamente. Veámoslo de esta manera. Aunque Dios nos escoja, por su acto deliberado y su predestinación en la salvación, nosotros tenemos la obligación de escoger la obediencia a Dios. Es por eso que por tener el libro albedrío que en el Nuevo Testamento se le pide una y otra vez a los pecadores que vengan al “arrepientan” y “crean” (Mt. 3:2; 4:17; Hch. 3:19; 1 Jn. 3:23).
¿Qué significa esto? Que cada llamamiento que se haga para que los hombres se arrepientan será siempre un llamado a elegir. El creer, por lo tanto, no es automático porque cada oyente tiene la capacidad de elegir obedecer el mandamiento.
Cada llamamiento que se haga para que los hombres se arrepientan será siempre un llamado a elegir.
¿Qué ejemplo nos puede ayudar para ilustrar esto?
En una oportunidad Jesús dijo estas palabras: “No queréis venir a mí para tener vida” (Jn. 5:40). Esto revela un claro rechazo de la oferta para tener vida.
¿En qué consistió en el problema de este grupo de personas?
Que ellos tenían la potestad de venir a Cristo, si así lo hubieran determinado, pero no decidieron hacerlo. Es terrible pensar que el infierno estará lleno de personas que fueron invitados por Cristo a seguirle, pero ellos rechazaron. Será por esto que alguien dijo que el asunto más peligroso que Dios puso en nosotros es el “libre albedrío”.
Ahora bien, esto plantea otra pregunta: ¿cómo puede el hombre, limitado por una naturaleza pecaminosa, escoger lo que es bueno?
Que será siempre por medio de la gracia y el poder de Dios que el llamado “libre albedrío” cumplirá su real propósito de ser en verdad “libre” en el sentido de poder elegir la salvación (Jn. 15:16). Es aquí donde el Espíritu Santo obrará para traer regeneración en el corazón de un persona a través de una voluntad que se rinde a él (Jn. 1:12-13) y darle una nueva naturaleza “creado según Dios en la justicia y santidad” (Ef. 4:24).
Mis hermanos, en todo, la salvación es una obra exclusivamente de Dios.
Nuestra conclusión a este respecto es que el libro albedrío está supeditado a nuestra voluntad de escoger, sabiendo que cualquier desea esa decisión, somos responsables al final de nuestras acciones.