Jesus es suficiente para cambiar los espiritus inmundos por el Espiritu Santo

(Lucas 4:31-37)
He aquí otra historia del poder de Jesucristo sobre los poderes demoniacos que fueron muy comunes durante su ministerio. Jesús acaba de leer la profecía de Isaías que lo confirmó como el Mesías prometido. En el pasaje que leyó frente a todos los asistentes, hablando de su poder libertador, dijo que había venido a: “A pregonar libertad a los cautivos… a poner en libertad a los oprimidos” (Lc. 4:18). No fue extraño que al comienzo de su ministerio lo primero que hizo fue enfrentarse a los poderes que tenían cautivados a los hombres. Hay puntos de vistas si el primer milagro de Jesús fue el que se hizo en las bodas de Canaa de Galilea o este. Lucas se asegura de ponerlo como el primero de los milagros hechos por el Señor.
¿Qué va a suceder en esta historia?
Pues hay varias cosas que vamos a anotar. Por un lado, que este milagro, contrario al que ya vimos del endemoniado gadadero, que dio en un lugar gentil y pagano, este se va a darse en Capernaun, y aún más, se va a dar en una sinagoga. He aquí una historia donde Jesús manifiesta su poder sobre el terreno de Satanás y comienza a revelarle que él había venido para deshacer las obras del diablo.
Leamos la historia en Lucas 4:31-37
Todo va a suceder en el día de reposo v. 31.
Jesús no comenzó su ministerio como un si fuera un discípulo, pues él era el Hijo de Dios. Por lo tanto, lo que hizo fue continuar con su costumbre de enseñar los sábados, donde por cierto hizo muchos milagros que le causaron el enojo y el desprecio de los maestros de la ley. Lucas no nos da muchos detalles acerca de las cosas que enseñaba en la sinagoga, pero no era necesario especular con esto, sino que era tan grande y bueno lo que enseñaba que la gente se “admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad” (4:32).
El hombre que no podía estar en una sinagoga v. 33
Este es un caso muy curioso. Lo que sabemos es que hombres como este no podían estar en las sinagogas. Hasta donde había llegado aquel sistema religioso, vacío y tan bajo nivel de espiritualidad que allí estaba presente un hombre endemoniado. El estado religioso había colapsado tanto que este hombre con tantos espíritus se sentía cómodo entre sus filas (v. 33). Ahora observe que no era cualquier demonio.
Luca nos dice que era un demonio inmundo. Bueno, ¿a caso no son inmundos todos los demonios? Que todos sepamos, los espíritus que poseen un cuerpo son inmundos. El asunto es que de acuerdo con la creencia griega se pensaba que también existían demonios buenos, y como la gente a la que Lucas escribe es gentil, él habla de esta manera. El asunto es que la presencia de demonios ha sido una realidad ayer y la sigue siendo hoy, aunque sus manifestaciones sean distintas.
Los demonios conocen más a Cristo por eso temen su presencia v. 34
Un comentarista ha dicho que “los escépticos llamarían a esto desvaríos erráticos de una mente falta de razón”. (Charles L. Childers, «El Evangelio Según San Lucas», en Comentario Bíblico Beacon: Mateo hasta Lucas (Tomo 6) (Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones, 2010), 479. El texto es muy revelador. Por un lado, nos encontramos con unos demonios que le piensan dar ordenes a Cristo y por eso lo primero que le piden es que los deje; es algo así como por qué tienes que molestarnos.
Ahora observe el plural con el que hablan los demonios “que tienes con nosotros”, y la identificación que hacen del nombre “Jesús de Nazaret”. En el pasaje de Marcos, cuando el hombre endemoniado vino, y cayó a sus pies, preguntó: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?” (Mr. 5:7).
Y ahora observe también como en este pasaje se pasa del plural al singular, mientras que en Marcos es del singular al plural. Al final los demonios son comandados por uno solo… seguramente el demonio Mayor.
Pero ¿qué es lo que impacta de este versículo? Pues que si hay seres en el universo que conocen a Cristo, sea el Nazaret o al que llaman “Hijo del Dios Altísimo” o cuando dice: Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios, son los demonios ¿No nos parece esto una ironía? Mientras los demonios reconocen a Jesús, los hombres lo niegan, lo rechazan y lo ignoran. Los demonios dieron el más absoluto veredicto de su mesianismo y de su Deidad. Sin embargo, los fariseos lo negaron como Mesías y lo negaron como Dios.
“¿Has venido para destruirnos?”.
Bueno, el tiempo de la destrucción de los demonios y Satanás forma parte de los planes divinos, por eso Jesús no le da ninguna respuesta a la pregunta hecha. En todo caso, lo que él hizo fue ejercer su autoridad sobre ellos y no dejarlos hablar. Si bien es cierto que Jesús los deja que le reconozcan, no los deja que sigan dominando y esclavizando a los hombres. Es por esto por lo que hace lo siguiente.
Jesús tiene el único poder con el que puede enmudecer al demonio y ordenarle que deje libre al que él por tanto tiempo ha dominado v. 35
Veamos lo que hace Jesús en el encuentro con los demonios inmundos. Primero lo reprende, ordenándole que se calle. En los encuentros de Jesús con los demonios siempre los deja hablar hasta cierta parte. Y cuando están para reaccionar y seguir destruyendo a los poseídos, les ordena que salgan de los cuerpos que toman por su habitación.
Así ha dicho un comentarista al hablar de los demonios a los que enfrentó el Señor: “Los espíritus malignos contra los cuales luchó Jesús, al liberar a las personas que sufrían el tormento de estar poseídos, son personalidades espirituales que quieren vivir en un cuerpo. Pueden sentir, expresar emociones, pensar, creer, saber, hablar, mentir, resistir, cantar, discutir y suplicar”. (Ver Mateo 12:44, Marcos 1:23, 24, y Marcos 5:6–13). (Samuel Dı́az, Comentario bı́blico del continente nuevo: San Lucas (Miami, FL: Editorial Unilit, 2007), Lc 4:31–37).
Un asunto que debe decirse acá es los demonios ejercen una influencia negativa en las personas, muchas de ellas vistas en malos sentimientos como la amargura, odio, orgullo, hipocresía y hasta falta de perdón. No ha sido raro que el apóstol Pablo nos diga que es a través de del enojo, la ira o la rabia que le podemos dar lugar al diablo (Ef. 4:27-29).
El presente estudio levanta la pregunta: ¿Tenemos a personas poseías de espíritus inmundos hoy con lo fue en los tiempos de Jesús? Y la respuesta es sí, aunque no es tan notorio en nuestras sociedades, pues los mismos tienen otro tipo de manifestaciones. Entonces, ¿cómo distinguir entre la naturaleza carnal y un espíritu maligno?
Eso no es fácil, solo se podrá distinguir en aquellos sentimientos que son contrarios a las normas del Reino de Dios. En esto se hará necesario conocer un poco más del trasfondo de la persona, su historia y las circunstancias en las que se fue levantado. Solo a través de la oración y en el trato con la persona nos podremos dar cuenta de sus reacciones y esto nos permitirá saber cómo ayudar en esos casos. Observe que en los casos que menciona Marcos y Lucas, los demonios reaccionaron ante la presencia del Espíritu de Cristo. Y lo que debemos saber es que, al enfrentar a una persona en esta condición, debemos tener la seguridad que estamos llenos del Espíritu Santo y que contamos con el poder libertador del Señor, solo así podemos completar el trabajo de liberación demoniaca.
¿Cómo llegan esos espíritus inmundos a una persona?
Los espíritus inmundos invaden las mentes de las personas que dan lugar a pensamientos impuros o blasfemos, como lujuria fantasiosa. Otra manera de ver sus manifestaciones es cuando producen falsas doctrinas (1 Timoteo 4:1). La gente que se da a la adivinación muchas veces es el resultado de un espíritu de adivinación (Hechos 16:16–19).
Otra manera de reconocer a esos espíritus inmundos es cuando se llega a un estado de incapacidad para tomar decisiones para salir de alguna adicción, y en no pocas ocasiones, el orgullo puede ser causado por un espíritu maligno.
“¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?” v. 36
Bueno, responderíamos a aquellos testigos del milagro, que las palabras de Jesús están llenas de poder para vencer el poder de las tinieblas. Son palabras del Señor de los espíritus. Son palabras de autoridad, porque hasta ahora nadie, y ni siquiera allí en la sinagoga, había ocurrido esto. De hecho, uno puede observar que, si este hombre frecuentaba este lugar de la sinagoga, la religión de esos hombres era metal que resuena que hacia ruido y nada más. Jesús siempre va a despertar admiración con lo que hace, sobre todo cuando vemos aquellos casos donde todo parece imposible. Nosotros tenemos su autoridad, ejerzámosla pues el mismo Jesús nos dijo que mayores cosas estas haréis.
37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
Este versículo no es un epilogo, más bien es la coronación de toda la historia. Los responsables hoy que la fama de Jesús se extienda es la iglesia, el creyente. Hay gente que se ha creado una fama y se conocen por todas partes, que bueno fuera que en esta época, donde se celebra el nacimiento de Jesús, verdaderamente el sea más famoso que Santa Claus, porque sus seguidores damos a conocer su historia y su mensaje.