Jesús es suficiente para romper las cadenas de la opresión
(Marcos 5:1-20)
El primer estudio de esta serie lo iniciamos con la travesía del mar de Galilea de los discípulos con Jesús durmiendo en el barco. En aquella ocasión se puso de manifiesto el poder de la naturaleza frente al poder de Jesucristo.
Ahora estamos en el quinto capítulo de Marcos para que seamos testigos de otra fuerza, esta vez nos referimos a los poderes espirituales que de igual manera buscan la destrucción del hombre.
A ese otro poder Jesús se enfrentó cuando salió de la barca con sus discípulos y se internó en la tierra de los gadarenos. La presente historia, una de las más notorias, visibles y espectaculares que se conozcan nos va a llevar a ver desde el principio hasta al final la obra de Cristo. Comprobaremos en esta ocasión como el poder de Cristo es suficiente para llenar a una vida totalmente domina por espíritus inmundos, para luego quedar libre, transformada y llena del más grande de los propósitos.
Leamos esta historia en Marcos 5:1-20
Jesús en territorio de los gadarenos v. 1.
Gadara forma parte de las ciudades que formaban “Decápolis” que literalmente significa: “diez ciudades”. Muchos años atrás, para los tiempos de Moisés, toda aquella región del mar de Galilea formó parte del territorio dado en herencia a la media tribu de Manasés, a la de Rubén y a la de Gad. Pero para los días cuando Jesús vino, aquel territorio era básicamente gentil. Eso va a ser más notorio por lo de los cerdos, pero además por la influencia griega, vista en sus templos y sus dioses.
Un hombre que ya no era hombre sino una casa de demonios v. 2.
Jesús sabia de todas las cosas que iban a pasar cuando se embarcó con sus discípulos hacia la otra orilla después de cruzar el mar en la media noche. Él sabía del fuerte viento, pero también del hombre que era una casa de demonios. Nada de eso le tomó por sorpresa. Así que mientras los discípulos todavía no terminaban de digerir el susto de la gran tormenta, ahora se enfrentan a una escena de terror, al mejor estilo de las películas con esas características.
Así, pues, al llegar a la orilla, seguramente siendo muy de noche para que el asunto fuera más temido, llegó corriendo hacia ellos desde las tumbas un hombre endemoniado, desnudo, herido y gritando. Este hombre es la mejor referencia de una vida controlada por los poderes del diablo y la vida controlada por el Señor.
¿Por qué decimos esto?
Porque una cosa es ser templo de demonios inmundos y otra muy distinta ser templo del Espíritu Santo. Son dos visiones distintas en ver la dignidad del hombre. Dios no creo al hombre para que ser una imagen y semejanza del diablo, sino una imagen y semejanza suya. Así que, en contraste con las fuerzas satánicas, el Espíritu Santo trabaja en cada corazón liberando al hombre de la inmundicia, representada acá por los demonios y el pecado, hasta desarrollar en ese hombre su nueva personalidad y verdadera dignidad. “El ladrón no vino sino para matar, hurtar y destruir” (Jn. 10:10).
No había poder humano que le detuviera v. 4
Lo que Marcos nos presente con este hombre y su pobre condición es el un ser humano descontrolado, con característica de un animal salvaje a quien nadie podía domar.
Lo más cercano para dominar a un animal son las cadenas, incluyendo al pesado elefante, pero este ser humano (lo que quedaba de él) ni siquiera lo más fuerte humano podía detenerlo. El hecho de vivir entre los sepulcros sugiere una vida antisocial, de absoluta soledad y obediencia a todo aquello que vivía en él. La gente de la ciudad sabía de él y seguramente evitaban llegar aquel sitio por temor a encontrarse con el endemoniado. Creo pensar que la gente de la ciudad iba a enterrar a sus muertos a otro lugar por el espanto que aquel hombre causaría.
Mateo, que también narra esa historia siendo un testigo ocular, habla que la gente eludía aquellos lugares (Mt 8:28). Con la historia de este hombre entramos en la fascinación de mucha gente acerca de invocar los poderes satánicos para sus beneficios o para la destrucción de otros.
Algunos no ven nada malo en usar esos poderes, de allí el mundo del espiritismo u ocultismo. Pero esto es falso. Y como es falso, Satanás le puede dar poderes extraordinarios a algunas personas, pero al final hace dos cosas: las personas llegan a ser sus esclavos y el ejercicio de ese poder tiene la finalidad de destruir a otros. Este es un vivo ejemplo de lo que estamos diciendo. Lo único que le interesa hacer Satanás es destruir la obra de Dios, en este caso poseyendo a los hombres.
Los lugares que oían su voz. El terror de lo allí habitado v. 5
Nada supera al tormento de la mente y este hombre es un ejemplo de eso. Los demonios no solo habían invadido su cuerpo, sino su propia mente, la parte consiente del ser humano. Cuando se invade la mente como la ciudadela del alma, el hombre queda a merced de cualquier dominio. Imagínese a este hombre en su profunda angustia, dolor y tormento interior mientras deambulaba por las montañas y las tumbas. Puede verle caminar y correr sin que nadie le detenga. Puede oírle gritar (chillar) a alta voz y ahuyentar a todo lo que estuviera cerca suyo, incluyendo a los animales. Su débil estado lo destruía más hiriéndose con las piedras,
Cuando los demonios tiemblan. “Te conjuro que no me atormentes” v. 7
Este es un versículo extremadamente revelador. Obsérvelo detenidamente.
Muchos hombres en sus tormentos corren lejos de Jesús, pero ahora vemos que quien hasta ahora ha sido un terror para todos, corre hacia Jesús. Y si bien es cierto que él viene a Jesús más porque los demonios están sujetos a Jesús, el venir a Cristo será su propia liberación. Así que mientras los hombres de la región tenían miedo, cuando el endemoniado vino a Jesús las cosas cambiaron inmediatamente, pues ahora quienes tienen miedo son los mismos demonios.
Qué quiso decir el demonio cuando preguntó: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?” v. 7b
La primera cosa que observamos acá es que este demonio tenia un conocimiento real de Cristo al llamarlo “Jesús, Hijo del Dios Altísimo”.
¿De dónde tenía este demonio el conocimiento acerca de quien era Jesús?
Los poderes demoniacos que habían poseído aquel pobre hombre conocían la identidad de Cristo. Observe el reconocimiento de el “Dios Altísimo”. Con esto se comprueba, como lo dijo Santiago que no es suficiente creer pues los demonios hacen lo mismo y tiemblan como el caso de esta historia (Stg. 2:19). El endemoniado reconoció inmediatamente la majestad de Cristo, así que su primera reacción fue de un temor reverencial que le indujo a postrarse ante él.
De atormentador a atormentado. De poseedor a desposeído vv. 7-9.
En estos versículos queda demostrado que el poder de Satanás está sujeto al poder divino.
Que si bien es cierto que el oprime a sus victimas hasta desquiciarlas y que pierdan la razón, también es cierto que cuando los demonios se encuentran con Jesús se sujetan en indescriptible ruego. Mateo cuando habla de esta historia hace alusión que los demonios le decían a Jesús en forma de pregunta si había venido para atormentarlos antes de tiempo (Mt. 8:29). En esta aterradora historia los demonios nos dan una idea de lo que realmente será el infierno. Por otro lado, hay una pregunta que viene a este estudio y es por qué los demonios ni querían irse de aquella región ni querían ser atormentados antes de tiempo.
Y aunque hay una respuesta adecuada, podemos pensar que la actitud hostil de la vida de aquella gente vista en el rechazo que van a hacer a Jesús, los convertía en un lugar propicio para que los demonios hicieran su morada allí. Lo de ser atormentados antes de tiempo habla de la naturaleza de aquel lugar.
¿Por qué le pidieron al Señor que los enviase a los cerdos? Pues tampoco tenemos una respuesta concluyente sobre esto, pero a juzgar por las acciones, los demonios parecieran estar buscando siempre un cuerpo para hacer sus operaciones. Y observe también este detalle de como los cerdos (unos 2 mil) no pudieron resistir la presencia de tales espíritus inmundos, siendo ellos mismos inmundos, tanto que se precipitaron y se ahogaron.
Solo Cristo puede sanar una mente perturbada. “Sentado, vestido y en su juicio cabal” v. 15.
De todos los versículos de este pasaje, este es el que más nos da un sentido de triunfo y de grata esperanza. Solo Cristo puede sentar al hombre que anda desesperado sin encontrar reposo por aquello que atormenta su vida. Solo Cristo puede vestir a aquel que había perdido su vergüenza por causa del pecado y andaba desnudo a la vista de todos. Pero, sobre todo, solo Cristo puede traer al hombre a su juico cabal. Una de las cosas que hace Satanás es perturbar la mente que una vez fue solo el santuario de Dios, por ser creado a su imagen y semejanza. Quién daba algo por aquel hombre.
Quién podía pensar que el hombre poseído de tantos demonios pudiera llegar a estar ahora normal como los demás hombres. Mis hermanos, si Cristo no lo hace, no lo hará más nadie. Lo único que hacen los hombres para aliviar o detener al hombre que vive bajo una gran opresión es ponerle “cadenas”, que necesariamente no tienen que ser físicas, sino que son cadenas que pretenden calmarlo, pero que nunca llenaran su alma y sanaran su condición.
Y al final de esta historia, después que los habitantes contabilizaron los daños causados por la pérdida que acarrearon los cerdos, le pidieron a Jesús que se fuera de ellos. Y por cierto este es uno de los pasajes más triste que vemos en la Biblia, porque aquellos hombres fueron testigos de un poder jamás visto, sin embargo, por pensar más en los bienes materiales perdieron de haber recibido los bienes del cielo representados en el mejor regalo, la persona misma de Cristo que vino a sus tierras, pero le desecharon.
16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos.
17 Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.
¿Qué debiera hacer un hombre después que está cambiando por el poder de Cristo?
Si Jesús hubiera sido un sensacionalista, habría usado el testimonio de este hombre en todos los lugares donde aria a partir de allí. Seguro que muchas personas habrían conocido a Cristo por medio de lo que pasó en su vida, como lo fue el caso de la mujer samaritana, pero en lugar de eso, y vista de la insistencia de querer estar con Jesús, más bien le dijo:
Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti v. 19
Al final de esta historia nos encontramos que el hombre que fue un terror para toda una región ahora es el instrumento que Dios está usando para traer salvación.
La región de Decapolis (diez ciudades) supo del testimonio de un hombre cambiado. No sabemos cuanta gente creyó en el Señor, pero lo que si es cierto es que mucha gente de la que esta ahora en el cielo fueron ganados por un antiguo ex endemoniado.
Con la experiencia de transformación de este hombre nos damos cuenta de que la verdadera actividad misionera comienza en la casa. Este nuevo hombre, antes de irse de misionero a diez ciudades, se fue a su casa. Cristo restauró al esposo si estaba casado y al padre si tenía hijos. Esto es la maravilla divina. Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. El hogar debe ser el primer lugar donde el creyente debe dar evidencias de su nueva vida.