La defensa de la fe

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos v. 3.

“El Dr. Wuest, profesor de Biblia, ha escrito uno de los mejores libros sobre la epístola de Judas en el cual nos ofrece una traducción literal de este versículo 

 

3. Escribió: “Divinamente amados, cuando sentía una gran diligencia por escribiros acerca de la salvación que todos nosotros gozamos en común, me vi obligado a escribiros exhortándoos que contendáis con ardor y determinación por la fe que ha sido confiada al cuidado de los santos”.

Alguien le llevó el chisme de lo que estaba pasando en la iglesia. 

Judas escribió que era “necesario”, que tenía una necesidad compulsiva, que le presionaba para comunicarles lo que a continuación veremos con más detenimiento.

¿Importa lo que una iglesia cree? ¿Será cierto que no me importa la iglesia que vaya? 

La frase “que contendáis ardientemente”, significa que debemos contender, luchar, pero sin ser contenciosos. Esto es muy importante porque a veces mal interpretamos este texto como si en efecto tuviéramos que tener discusiones acaloradas. A esto es bueno recordar lo que dijo Pablo en 2 Timoteo 2:24-26

La idea de la palabra “contender” es típica del atletismo. Los competidores se esfuerzan hasta el cansancio para lograr vencer. 

El tema acá es “nuestra común salvación”.  Observe la declaración “gran solicitud”, como si fuera el asunto que más urgía, lo que ocupaba la atención de Judas. 

Hay cosas que siempre urgen en la mente de un pastor que desearía siempre traerlas. Pero frente a lo urgente, habrá cosas más importantes.  Me parece a mí que en toda la Biblia no hay un tema más importante que el de la salvación, lo que el llama “común salvación”. 

El pensamiento que nos comunica esta afirmación es que el Espíritu Santo desvió a Judas de escribir sobre la Fe para que levantara una voz de alarma y preocupación por la apostasía que se había introducido en las iglesias. El asunto es que la claridad que tengamos de la salvación determinará la clase de vida e iglesia que tengamos. 

“Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.”

¿Cómo describe Judas a estos hombres? 

Hombres ocultos, hombres condenados, hombres impíos, hombres libertinaje…

El asunto es que Judas descubrió que algunos hombres se habían mezclado con los hermanos con propósitos de crear caos, confusión y división en la iglesia y los hermanitos no advertían del eminente peligro. Esta era la preocupación de Judas. 

¿Qué era lo que esta gente hacía? 

Convertían en libertinaje la gracia de Dios. Ellos habían distorsionado la verdad del evangelio, llegando hasta negar esa gracia y con eso la deidad del Señor.

 Una de las herejías destructoras que ya era parte de las iglesias de ese tiempo fue el llamado gnosticismo. Esa popular creencia afirmaba que la materia era mala y el espíritu es bueno. De esto se desprendía que no importaba lo que tu hicieras con el cuerpo si lo estabas haciendo bien con el espíritu. 

El otro gran error doctrinal de esos hombres era que negaban al único Dios verdadero y a su Hijo Cristo. Es era grave. Cualquier desviación doctrinal será tolerable mientras pueda corregirse, pero negar a Dios y a su Hijo, es una blasfemia. Los ejemplos que Judas trae para comparar la situación de estos traficantes y profanos de la gracia. La intención es que sus lectores vean como estos males acompañaron al pueblo a través de las edades y que han servido de advertencia.

5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron.

Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

¿A quiénes destruyó el Señor de los que salieron de Egipto? 

A toda aquella generación incrédula que lo provocó una y otra vez, ignorando su provisión y cuidado que él tuvo con ellos durante 40 años en el desierto. Cuando Moisés envió los doce espías (Números 13 y 14), solo Josué y Caleb trajeron buenas noticias acerca de la tierra prometida, pero los otros 10 fueron incrédulos y al final fueron destruidos. Ellos formaban parte de los príncipes de cada tribu. 

¿Cuáles son esos ángeles que perdieron su dignidad? 

No hay muchos detalles acerca de aquella rebelión angelical, pero de alguna manera Judas estaba influenciado por literaturas que hablaban al respecto y por lo tanto trae este segundo ejemplo. Aquellos ángeles no guardaron su primer estado que seguramente era de gracia y santidad total, lo que provocó que Dios tomara la decisión encerrarlos en cadenas eternas esperando el juicio final.  

Su castigo es proporcional a su rebelión.  La rebelión es sinónimo de incredulidad. Eso es lo que Judas destaca acá.

¿Qué pasó con las ciudades de Sodoma y Gomorra? 

Este es el tercer ejemplo que Judas trae para hablar contra aquellos hombres perversos que habían entrado encubiertamente en la iglesia y que estaban causando gran daño. 

Al traer los ejemplos de Sodoma y Gomorra inmediatamente viene a la mente la perversión sexual a la que esas ciudades se expusieron y por lo tanto fueron destruidas. No hubo en la ciudad alguien que buscara y amara a Dios, excepto Lot que estaba allí prestado.