Parábola de la Oveja Perdida
(Lucas 15:1-7)
La presente parábola, junto con otras dos más, fue presentada porque los fariseos comenzaron a criticar a Jesús porque se juntaba con los publicanos y los pecadores; a partir de allí Jesús narró una trilogía de parábolas con el mismo propósito: buscar algo que se había perdido.
Como los publicanos y los pecadores en las clases más despreciadas y odiadas por los escribas y los fariseos, Jesús va a declarar su papel como el pastor de ellos, con su misión de cuidar a cada una de las ovejas. Al declarar esto revela su especial preocupación por el destino de cada individuo de todos aquellos por quienes había venido a salvar.
¿Por qué 100 ovejas y no más o menos?
Este número que puso Jesús no fue al azar ni es caprichoso. Él sabía de las tareas pastoriles y del posible número que lo componían, desde las 20 cabezas hasta 200 ovejas; así que 100 ovejas serían como el promedio de un rebaño.”. La intención de Jesús era que esa gente que le seguía supiera que esta parábola tenia que ver con ellos.
Como es una parábola que tiene que ver con la salvación, su mensaje tuvo que tocar mucho a las llamadas “ovejas perdidas de Israel”. Y si alguien conocía bien la imagen del pastor cuidando y alimentando el rebaño era los judíos. Esta es una imagen muy frecuente en la Biblia. Desde el mismo comienzo de Israel como pueblo, su principal característica fue la de ser pastores con sus rebaños.
Jacob con sus hijos eran pastores y llegaron a Egipto bajo este oficio, tanto así que tuvieron que vivir a parte porque para ellos era abominación este oficio. Así que los hebreros conocían muy bien el animal del que Jesús hace referencia. Eran animales indefensos que dependían de un pastor para que les proporcione agua y comida y las proteja del peligro de los predadores que eran tan comunes.
Leamos el pasaje de Lucas 15:1-7
“Se ha dicho que la religión es la búsqueda del hombre por encontrar a Dios, mientras que, en el cristianismo, el Dios de los cielos es quien busca al hombre”.
Consideremos a la Oveja perdida:
Jesús simplemente habla de 100 ovejas y una que se extravía. ¿Por qué se extravía una oveja? Lo primero que descubrimos es que las ovejas no tienen sentido de orientación. Si ellas no tienen un pastor pronto pierden el camino y no llegan a casa. Como su tendencia natural es seguir a alguien, por eso se pierden fácilmente.
Como las parábolas normalmente tienen una sola enseñanza, y Jesús la trabajo para ilustrar la condición del pecador el extravío, esta oveja representa a todos aquellos que están alejados de Dios, de sus bondades, de la vida que Dios diseñó para ellas. En algunos casos, las personas no saben que están perdidas porque viven su propia justificación, en otros casos, aunque la persona sabe que está perdida, persiste en su condición. Se trata de personas que no saben que están perdidas, o bien sí lo saben, pero les gusta estar en esa condición y “algunas no quieren ser encontradas”.
En el contexto espiritual muchas veces esa “oveja” encuentra tropiezos y confusiones en el camino, y es allí donde requiere de Dios, el pastor del alma, quien al encontrar a la persona extraviada y regresa a su cuidado, experimenta una alegría muy especial que es compartida por todo el cielo, de allí lo que va a decir al final de la parábola. Dios le da a cada persona un tratamiento especial, porque son importantes para Él.
“¿Qué hombre de vosotros…?”.
Esta es la pregunta que define al hombre que sale en busca de la oveja extraviada. Es, en efecto, el pastor porque tiene una relación intima con su rebaño. Como el oficio de pastor era marginado por los fariseos porque contravenía a la normas y reglas de la tradición oral, Jesús usa exactamente ese ejemplo para echarle en cara a ese grupo religioso, pero faltos de misericordia, que son los pastores los que encargan la legitimidad del amor por sus ovejas extraviadas.
Nadie más como ellos para saber del grave peligro al que se expone una de sus ovejas que sale del redil. En esta parábola, Jesús mismo va a representar a ese pastor que va tras la oveja que se ha extraviado. Así que la metáfora de Dios como pastor es común en el Antiguo Testamento (ver Sal 23; 80:1. En Zacarías 13 incluso aparece un pastor mesiánico herido.
Jesús se nombra a sí mismo como el «Buen Pastor» en Juan 10.
Es Juan quien nos va a presentar a Jesús como el “buen pastor”, aquel que su vida da por las ovejas. ¿Por qué Jesús fue comparado como un pastor? Seguramente para demostrar a los fariseos y escribas hipócritas que Dios escoge lo vil, lo despreciado, lo marginal del mundo para avergonzar a los más sabios. También podemos afirmar que ese hombre que salió en búsqueda de la oveja perdida representa a nuestro Dios que desde el mimo Edén, donde el hombre le falló, salió a buscarlo porque después que pecaron se escondieron de su presencia.
Siempre ha sido Dios quien busca al hombre. La encarnación del Verbo tuvo que ver con ese propósito.
Las 99 las deja segura:
Una de las cosas que hacia el pastor era contar sus ovejas por la noche antes de guardarlas en el corral. Esto nos dice que cada oveja era importante para el pastor. Un rebaño de cien ovejas era considerado un rebaño promedio. El hombre que salió a buscar la que se había extraviado dejó las 99, pero no las dejó solas; además de guardarlas en su corral, por seguro la dejó al cuidado de otros pastores. Y es interesante que, aunque las haya dejado en el desierto, todas ellas estaban ya seguras.
Ahora bien, ¿a quién representa estas 99 ovejas?
Por mucho tiempo se ha dicho que ellas representan a la iglesia. Pero lo primero que uno ve en esta metáfora es que las ovejas quedaron seguras en un corral, o sea, no pueden salir. Cuando vemos a Jesús siendo el “buen pastor” de las ovejas, también se nos dice que es “la puerta” por donde ellas entran y salen. El texto nos dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.
De acuerdo con esta figura la iglesia no es una prisión, más bien es un redil, donde las ovejas pueden entrar y salir con libertad para hallar pastos. Por supuesto que en cada iglesia debe haber un orden, pero cada persona que asista a la iglesia se espera que lo hagan porque consideran un privilegio asistir allí, no una obligación. Las 99 representan a todos los hombres y mujeres que conocen a Jesucristo y le siguen.
“Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso…” v. 5
La búsqueda del pastor concluye cuando encuentra la oveja extraviada. No se nos los detalles acerca del tiempo de la búsqueda, los caminos por donde el pastor tiene que meterse, los peligros que tiene que sortear, incluyendo la presencia de los depredadores, pero lo que si se dos dice es que la encuentra y la pone sobre sus hombros de una manera gozosa.
Y esto no es para menos. Para un pastor cada oveja cuenta. La que se había perdido debe ser traída de nuevo al corrar y ser parte del compañerismo de las 99. Esta es una figura hermosa. La felicidad y la victoria es del pastor, por lo tanto, acá nos encontramos con una figura mesiánica, pues si alguien cargó sobre sus hombros a todos los pecadores fue Cristo. La profecía nos dice que Dios cargó en él el pecado de todos nosotros. Y en lo que hizo Jesús pareciera haber una paradoja, pues él fue oveja y pastor al mismo tiempo.
El gozo compartido con los amigos y vecinos:
La referencia es aquellos que saben la importancia del reino de Dios. Personas que pueden entender el contentamiento de Jesús cuando un pecador se arrepiente, y no lo juzgan por haberse perdido, no critican su estilo de vida prodigo, al contrario, lo reciben con gusto en el redil del que nunca debió salir. El gozo compartido por el arrepentimiento del pecador debe ser la continua alegría del pueblo de Dios. “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” v. 7