Qué importancia tiene el nacimiento virginal de Jesús

Muy buenas noches mis hermanos. Gracias por hacer de este espacio un lugar para este tipo de debate, que como era de esperarse, y por tratarse de un tema de este tipo, nos ha llevado a una discusión donde todos aportamos y deseamos conocer la verdad.
Hace tiempo alguien dijo una frase que se ha quedado grabada en mi mente a la hora de abordar aquellos temas que son neurálgicos desde el punto de vista doctrinal y teológico, eso es que “no siempre lo lógico es teológico”. Creo que esto se aplica en el tema que nos ha traído hasta acá. Y esto tiene que ser así, porque si tratáramos de explicar a Dios, sus misterios y sus designios, seríamos igual a él, y que usted y yo sepamos, solo hay un Dios y un mediador entre Dios y los hombres.
Hay un planteamiento que Pablo hace en su carta a los Romanos 1:1-4. Allí el apóstol habla que la naturaleza física de Jesús le viene por el linaje de David. Implícitamente el texto nos dice que Jesús fue “hecho según la carne” y cuando habla de Jesús como Hijo de Dios, habla de ser “declarado Hijo de Dios”. ¿Qué significa esto?
Estamos en presencia de lo que se ha conocido como el misterio de la piedad, que entre otras cosas dije el texto: “Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu… (1 Tim. 3:16). Cuando hablamos del tema que Dios se hizo hombre, tenemos que decir como el apóstol, “grande es el misterio de la piedad”, porque es un tema insondable, sublime, glorioso, revelador y sobre todo, finito para los seres para quienes él mismo se encarnó.
Y cuando buscamos una respuesta a este misterio, tenemos que ir a la palabra que nos ha sido dada desde la antigüedad, por medio de la profecía y luego su cumplimiento.
La profecía de Isaías dice que la virgen concebirá un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel (Is. 7:14). Cuando esta profecía se cumplió, la palabra nos dice: “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mt. 1:20).Lo que tenemos que enfocar en todo esto es que, si bien María fue el instrumento que Dios escogió como virgen, de allí comienza a darse el “nacimiento virginal”; la humanidad de Jesús es dada absolutamente por el Espíritu Santo. Vamos a observarlo bajo la dirección del mismo Espíritu desde el momento en que se va a dar este acontecimiento.
Por un lado, la respuesta a la pregunta de María “¿cómo será esto?”, el ángel Gabriel dice, “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra…” (Lucas 1:35). Frente al temor que José tenía porque su prometida estaba embarazada, el ángel le anima a casarse con María con estas palabras: “…porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” (Mt. 1:20).
Previamente el mismo había dicho que la virgen “se halló que había concebido del Espíritu Santo.” (Mt. 1:18). De esta manera, los presentes pasajes nos hablan claramente de que el nacimiento de Jesús fue el resultado de la obra del Espíritu Santo dentro del cuerpo de María. Esto trajo como resultado que en este nacimiento virginal estuvo en acción lo inmaterial (el Espíritu) y lo material (el vientre de María).
La concepción de Jesús no podía ser de humano procedimiento, porque Jesús heredaría una naturaleza pecadora, y como María no podía fecundarse en sí misma, y en ese sentido, ella simplemente fue un “recipiente”, entonces solo Dios podía efectuar el milagro de la Encarnación. En este sentido el vientre de María sirvió para la conexión física de ella con Jesús, dando como resultado que Jesús es completamente humano. Al ser humano (100%), Jesús tuvo un cuerpo como todos nosotros, con todas las necesidades de un ser humano, el cual recibió de María. Cuando Pablo dice que el fue declarado Hijo de Dios por medio de la resurrección, lo que estaba era confirmando su otra naturaleza que él era totalmente Dios, con una eterna naturaleza sin pecado (Jn. 1:14; 1 Tim. 3:16; Heb 2:14-17).
De esta manera tenemos que Jesús no nació en pecado; porque él no tuvo una naturaleza de pecado (Heb. 7:26). La sangre de Cristo no le vino por María; otra vez, ella fue el recipiente. Si Jesús heredara la sangre de María, entonces él habría tenido una naturaleza pecadora. Lo que la ciencia ha comprobado es que la sangre que viene al embrión la produce el padre, no la madre. Por lo tanto, concluimos que la sangre que Cristo tuvo era sangre pura y preciosa que fue dada por el mismo Espíritu quien le concibió en el vientre de María.
Mis hermanos, bendito sea nuestro Dios que nos dio a Jesús, nacido de una virgen por la obra del Espíritu Santo, llegando a ser como nosotros, pero sin pecado, para salvarnos eternamente de la maldición del pecado.
Bendito sea el misterio de la piedad… y bendita sea el nacimiento virginal que hizo posible el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Amen.